Iglesia de San Miguel Arcángel.

Cuenta una inscripción en la portada románica que Ansur Piranus construyó la iglesia en honor a San Miguel Arcángel en 1144. El epígrafe fundacional se instaló en una de las enjutas del antecuerpo que conforma la portada sobre el muro sur protegido por un león de grandes garras. En el lado opuesto un grifo reproduce el extremado desarrollo de manos y pies.

De estética románica, además de la portada, conserva parte de la caja de los muros, algunos canecillos y la galería porticada.

La portada se conforma en un importante antecuerpo permitiendo un profundo abocinamiento. La decoración es sobria en las cuatro arquivoltas que la componen; alternan perfiles lisos, boceles, sogueados y ajedrezados. Apoyan en columnas acodilladas cuyos capiteles se ilustran con temática vegetal, geométrica y figurada; una pareja de rasgos felinos parece devorar cabezas humanas.

La galería porticada fue remontada desde el muro norte en el siglo XVII ocupando en la actualidad los muros sur, oeste y el ángulo noroccidental, aunque parcialmente cegada en este extremo. Se organiza en ocho arcadas de medio punto al sur y dos al oeste apoyadas en cortos fustes simples o cuádruples y capiteles en su mayoría vegetales. En uno de ellos quizás representando la vendimia, un personaje acerca sus manos a las vides y sus racimos; en otro dos toscas figurillas humanas sujetan sendos cuadrúpedos por las patas. Una serie de capiteles de la galería original se exponen en lo que fue la panda occidental; recuperado y recreado el espacio, se exhibe en él un interesante lapidario de capiteles, canecillos y estelas funerarias, así como una tumba de lajas in situ.

El inmueble fue modificado en época barroca esencialmente la cabecera, la torre y la sacristía; también la cubierta que ahora se cierra con bóveda de lunetos. La recuperación de la torre como mirador y espacio expositivo permite exhibir restos pétreos, vigas talladas en madera o yugos de campana.