Español: En la segunda mitad del siglo pasado fue encontrada de forma casual en un campo cercano a Balazote la escultura de un toro con cabeza masculina barbada. Entregada a la Diputación provincial permaneció en el jardín ante la ausencia de un museo por esas fechas, siendo donada al Museo Arqueológico Nacional en 1896, donde se exhibe desde entonces.

Se desconoce totalmente el contexto que la acompañaba, ya que la superficie del campo donde fue hallada no presentaba restos arqueológicos.

Quienes primero la estudiaron fue un grupo de arqueólogos franceses que la identificaron como una especie de cierva; de ahí que "biche" fuera su primera denominación, castellanizándose posteriormente a "bicha"

De los fenómenos más importantes de la economía, es la aparición de la moneda con gran influencia griega y, en menor medida, la púnica. Los diseños se elegían cuidadosamente, con iconografías con las que los ciudadanos podían identificarse. Dioses protectores, héroes fundadores, reyes, seres míticos, plantas, animales, escenas de competición, conectaban con la identidad de reinos, ciudades y pobladores. El dracma de Arse lleva en el anverso la cara de una diosa (muy probablemente Diana) y en el reverso la imagen de Aqueloo toro con cabeza humana (androcéfalo) en referencia a los mitos fundacionales de la ciudad de Arse.

El aspecto insólito de esta pieza y su buena conservación, rara en el contexto escultórico ibérico, ha atraído la atención de los investigadores desde el primer momento, algunos la relacionaron con esas monedas y se llego a la conclusion que era una escultura de Aqueloo que se representa como un toro androcéfalo.

La esfinge es un toro echado con la cola que le queda graciosamente enroscada sobre su anca izquierda. La cabeza resulta más hierática, con bigote, barba y cabellera, detallados con surcos rectos, entre los que asoma un rostro más carnoso y expresivo, con unos ojos desmesurados muy abiertos, tras las sienes brotan cortos los cuernos y bajo ellos, breves orejas de bóvido.

La escultura, de contexto desconocido, puede fecharse por criterios estilísticos hacia la segunda mitad del siglo VI a. C. En cuanto al significado, parece indudable su pertenencia a un monumento funerario. Una viejísima tradición, vincula el toro con la fecundidad, los griegos crearon la figura del toro de cabeza humana como representación alegórica de los ríos, como símbolo de fecundidad, la idea del río y el agua que fertiliza los campos.

Parece estar pensada para adherirla a algún lugar, posiblemente fuera de carácter funerario y formase parte de la decoración de un templo, pero su actitud pacífica contrasta con el aspecto amenazador del resto de los animales apotropaicos, que se utilizaban para alejar los influjos mágicos malignos

Con este sentido debió, concebirse la Bicha de Balazote, como símbolo de la vida que se deseaba al muerto