PRINCIPIOS FILOSÓFICOS Los principios filosóficos de la Comunidad Educativa se basarán en la filosofía de la Razón, la espiritualidad y el Amor, formar integralmente mujeres y hombres a través de la educación personalizada, proceso encuadrado en la cultura patria y abierta a la cultura universal, que les prepare para aportar la mejor de sus posibilidades al desarrollo de la sociedad. Auténticos depositarios y transmisores de valores espirituales cristianos, conscientes de sus deberes Cristianos, Familiares, Comunitarios, Sociales y Profesionales. Esta educación integral sólo puede realizarse por acuerdo entre familia y centro educativo. Sin una constante y estrecha colaboración entre ellos no es posible lograr los objetivos educacionales que nos proponemos. 1.1- RAZON: el término Razón destaca el valor de la persona, de la conciencia, de la naturaleza humana, de la cultura, del mundo del trabajo y del vivir social: un amplio cuadro de valores que ves como el equipo que necesita el hombre en su vida familiar, civil y política. La Razón señala los valores del bien, los objetivos que hay que alcanzar y los medios y modos que hay que emplear e invita a los jóvenes a una relación de participación en los valores. 1.2- Espiritualidad: El término “espiritual” indica que la pedagogía del Colegio La Coromoto es, por naturaleza, trascendente, en cuanto a que el último objetivo de su educación es formar al estudiante más humano espiritualmente. No se trata de una religión especulativa y abstracta, sino de una fe viva, inspirada en la realidad, forjada de la presencia de Dios a través del espíritu santo fundamentada en la Palabra. 1.3- AMOR: se trata de una actitud cotidiana, que no es simple amor humano, ni sólo caridad sobrenatural, sino de una realidad compleja que implica disponibilidad, criterios sanos y comportamientos adecuados. El amor se traduce en dedicación del educador como persona totalmente entregada al bien de sus educandos. El auténtico educador participa en la vida de los jóvenes, se interesa por sus problemas, toma parte en sus actividades, en sus conversaciones. Como amigo maduro y responsable ofrece caminos y metas de bien, generando un clima de presencia pedagógica, dejándose ver no como “superior”, sino como “padre, hermano y amigo”. Sin “familiaridad” es imposible demostrar el amor, y sin tal demostración no puede surgir la CONFIANZA, condición imprescindible para el buen resultado de la educación. En tal sentido, en nuestro Colegio todos somos condiscípulos. Estando obligados a dar lo que pedimos, no es posible enseñar respeto, si no se da respeto ni se exige respeto. No se puede exigir urbanidad y civismo, si no se enseña antes, y no se puede enseñar si alternativamente no se va exigiendo. No estaremos construyendo la civilización del amor y la fraternidad universal, y no podremos esperar que las futuras generaciones sean más justas, responsables y solidarias, si no comenzamos a vivir en valores hoy.